Esta localización se encuentra en el Reino de Sul-Loen (antes Reino de Lerint-Athor), el terreno más amplio en el que los elfos gobiernan de todo el mundo. Sus fronteras son amplias y se encuentran repletas de bosques y riachuelos que fluyen entre las pequeñas localizaciones en las que los miembros de esta raza viven una vida plácida y longeva. Este reino fue el segundo en formarse en la Historia de Anthara, lo cual da condición del poder que ostenta y del legado que aun sostiene en las grandes decisiones y momentos que el mundo va viviendo.
Áinster en la Era de la Sangre. El reino elfo ha pervivido durante 700 años a lo largo de las diferentes Eras.
Dentro de estos terrenos llenos de zonas verdes y espacios naturales en los que las manos poco han hecho se alza en todo su centro un lugar muy singular. un bosque que desafía todas las leyes de lo real para sumergirse en lo onírico y en el mundo de lo surrealista. La raza élfica ha sido siempre constructora de vida; la tradición la localiza como los seres que crearon las plantas y los bosques a través de su canto y pasión por estos lugares. Es cierto que en la actualidad de ello solo queda la tradición oral y las costumbres arcaicas, pero su transmisión recuerda a un mundo antiguo yermo y extinto en el que solo un lugar escapaba a esta dinámica: el Bosque Mágico.
Su origen nos es desconocido. En los escritos más antiguos hablando de dicha zona aparece siempre allí, incluso en las leyendas y relatos que se han extendido entre los elfos. Su mera existencia parece estar ligada a la del origen del mundo, y es por eso que cuesta tanto discernir una naturaleza concreta. Una extraña mácula rodea toda la foresta; esta se extiende en forma de circunferencia perfecta alcanzando un diámetro de cuarenta millas aproximadamente. En su interior apenas puede distinguirse nada, pues una extraña neblina oculta parcialmente su interior. Aquellos que intentan entrar (y han sido muchos) son expulsados por la propia voluntad del bosque si considera que nadie debería adentrarse en su interior. Para ello, la neblina genera un estado de confusión y locura que aumenta gradualmente conforme más te internas, llegando a arrebatar la mente de un mortal que accede a su interior sin aviso.
Al ser este un lugar sagrado con una protección tan férrea, los propios elfos, recelosos siempre de sus secretos y espacios importantes, dejan sin vigilancia el propio bosque, a expensas de los incautos que deseen adentrarse. Si aquellos que quieren hacerlo son aceptados por el mismo, entonces los elfos nada pueden decir ante ello, pues respetan por encima de todo la voluntad natural. Han sido muchos los que han entrado en su interior y han narrado sus experiencias.
En primer lugar, el bosque parece tener vida propia en su sentido más civilizado. Los árboles susurran en un idioma extraño, se mueven por voluntad propia, lloran e incluso sangran. El lugar está sumido en un delirio de colores extraños, algunos inclusos desconocidos para el ojo, que embellecen o afean todo en cuestión de segundos. Los propios riachuelos se mueven por voluntad propia determinando uno u otro curso de sus aguas, mientras las flores germinan y cantan al unísono motivadas por alguna razón desconocida.
Lienzo depositado en Megara: "La voluntad del Bosque". Eryneas- Athor. Año 280.
Lo de Bosque Mágico no es baladí. Las magias divinas y arcanas parecen liberarse en su interior de una forma caótica, resaltando en magos y hechiceros el poder o haciéndolo desaparecer casi por completo. Lo mismo sucede con la magia divina de la que están imbuidos druidas o sanadores. No pasan inadvertidos los animales, cuyas especies solo existen en este lugar y parecen ser versiones más o menos cercanas a aquellos seres que habitan fuera: ardillas de colores iridiscentes, ciervos con seis patas en vez de cuatro...no hay una explicación para definir lo que ver, pues cada visitante en cada momento observa algo completamente propio e individualizado.
Además de todo esto, existía una serie de seres encargados de custodiar el interior del mismo. Si eran protectores, reyes o simplemente habitantes del lugar es algo que se desconoce. En la tradición elfa se les conoce como Shumi (Del Oro en común). Esto seres apenas salieron alguna vez del Bosque Mágico y son pocos los conocidos que surcasen las tierras de Áinster. Eran criaturas humanoides de un tamaño superior al de los diez pies, de una musculatura tersa y brillante como el oro, con bastante pelaje. Sus rostros se unían al resto del cuerpo sin que existiese cuello y sus rostros eran leoninos, con una enorme mata de pelo que rodeaba su cabeza. Sus ojos eran negros con una iris dorada y su expresión imperturbale y serena. Todos portaban un arma propia de su raza de enorme altura llamado Shupof (Del Cieno en común), cuya forma era similar a la de una espada que se iba anchando conforme llegaba a la punta, y cuya empuñadura estaba tallada en madera. Eran seres de una musculatura anormalmente grande de cintura para arriba, y no vestían más que unos sencillos pantalones. No tenían sexo diferenciado ni profesión destacada. Los que se conocieron apenas hablaban el idioma común y no contaban absolutamente nada del interior de su bosque. Aún así, eran seres buenos por naturaleza y con un marcado carácter solidario. No se sabe qué sucedió con su raza, pero hace ya siglos que no se ve ninguno por tierras más allá del Bosque Mágico, e incluso los elfos dan por hecho su extinción. ¿Terminaron su misión en este mundo? ¿Alguien acabó con todos ellos? ¿Decidieron, simplemente, que no debían continuar habitando este lugar? Es todo un misterio sin resolver.
Los shumis son un claro ejemplo de lo que significa el Bosque Mágico: extraño, alejado, diferente, pero a la vez idéntico al resto de Áinster en particular y de Anthara en general. Todos están invitados a entrar en las profundidades de este lugar, pero pocos se atreven a hacerlo, y muchos menos lo consiguen. Se cuenta que en su corazón se alza una extraña construcción similar a una pirámide de piedra antigua y desgastada, hogar de esta raza, en cuyo interior existe un extraño y poderoso poder que sigue yaciendo dormido, esperando a que llegue el momento y la persona adecuada para liberarlo.
¿Quién será y cuándo llegará el momento?