martes, 28 de junio de 2016

Las Ocho Maravillas de Anthara: La Cúpula de Aulestia.

Casi un año después vuelvo a vosotros en los albores de la tempestad, como diría Gandalf. O más bien lo contrario. Realmente, he estado sumergido en otros proyectos, pero eso no quita que no tenga este blog en mi pensamiento. Ahora que actualmente estoy dirigiendo una campaña en Anthara en el último periodo aquí comentado y que en breve empezaré otra, el mundo que he creado con la ayuda de mis jugadores pide seguir expandiéndose y explicando más de su esencia.

Como no soy de dejar las cosas a medias, seguiremos con este interesante reportaje sobre ocho lugares mágicos de este mundo. Como siempre digo, no están todos los que son, pero oficialmente los registros han catalogado estas ocho maravillas como inexplicables muchas veces incluso por los teólogos más afamados de las principales divinidades. A las ya consabidas Megara, El Templo del Saber, La Espada de Lundstrom y la Ciudad al Revés se nos une la infranqueable cúpula de Aulestia.

Para hablar de esta cúpula es preciso hablar un poco del terreno sobre el que asienta. La isla de Aulestia es una formación de tierra situada en los Reinos del Norte, en la franja más septentrional. Esta enorme isla con cierta forma de rombo alberga en su interior culturas y secretos que van más allá de las Eras contadas hasta hoy por los historiadores. En el albor de los tiempos fue espacio de un gran verdor y humedad que dio al paso de grandes selvas y profundos ríos, pero estos desaparecerían hace unos seis siglos con la llegada del llamado Dios de los Mil Rostros, una esencia divina que aliado con el temible Rey de los Demonios Lestram sumiría todo el lugar en un desierto insondable, en el que una teocracia sin parangón asumiría el poder y sumió a la población autóctona a la esclavitud y a la ausencia de un desarrollo social, cultural y político que vivirían otras tierras aledañas.

Hemos de partir de la idea de que los Reinos del Norte están formados por muchas islas y todas guardan una enorme distancia entre ellas no solo en lo físico, sino también en lo cultural: mientras que en las Tierras de Oropel se sumieron en una cultura propia de la zona y de sus habitantes en las que los samuráis y los daimyo gobernaban y progresaban en su propio devenir, Aulestia construía grandes zigurats, ofrecía sacrificios de sangre a la deidad, generaba un culto monoteísta con una burocracia institucionalizada en el sacerdocio y convertía en su principal atracción todos los coliseos que se dispersaban por las solamente cuatro ciudades que poblaban un terreno inmenso. Los desiertos se comieron toda forma de progreso y el calor insufrible transformó las formas de vida de la isla. Esto también ahuyentó a los aventureros e intelectuales, que dejaron en un mayor aislamiento si cabía a la misma. Solo tres razas convivían de forma bélica: los humanos, grandes señores de las ciudades y único cuerpo clerical del Dios de los Mil Rostros, los elfos de la arena, en tribus salvajes y de resistencia, entre cuya sangre convivía uno de los Príncipes Demonio, de manera que podían manejar las arenas a su antojo y se convirtieron por sí mismo en los mejores Maestros de la Arena existentes, y los Chi-Kreen, hombres-mantis de varios brazos usados sobre todo como esclavos y luchadores.

Los Chi-Kreen, criaturas que no se ven más allá de Aulestia.


En esta situación tan temible, los aventureros no llegaban a la zona y eso tenía un punto positivo: las riquezas, mazmorras, templos abandonados y lo desconocido de Aulestia nunca fue revelado. Entre esas cosas se encontraba una misteriosa cúpula justamente en todo el centro de la isla. En un punto tan extrañamente aritmético, las mediciones llevadas a cabo por los geógrafos Annister Perensia y Doloran Sakúr invitan a la sorpresa: doce millas  radio tiene la misma, lo que hace veinticuatro millas de diámetro. Es una distancia bastante considerable, pero no el único enigma: todos los días, a las doce del día y del anuncio de la noche, cada doce horas, la cúpula emite un fulgor y una pequeña parte del interior de la misma se revela.

Y es que una tenue niebla de color gris rodea todo su interior. Es imposible ver nada dentro. Está fría al tacto, y cualquier intento de realizar magia arcana o divina sobre su superficie conllevó un estrepitoso fracaso. Nadie sabe por qué está ahí. Aunque el Dios de los Mil Rostros durante su reinado de siglos dijo una y otra vez a través de sus seguidores que era donde él mismo moraba, lo cierto es que no era así. Con su destrucción por parte de la invocadora de Withliedir, deidad de las aguas, de nombre Devi, y la llegada de nuevo de la prosperidad a la isla de Aulestia, la cúpula siguió en su lugar. Fue ese el momento en que se iniciaron las investigaciones técnicas y mágicas sin que llevase a resultado alguno.


Un vistazo a la zona norte de Aulestia, más montañosa.

Ahora mismo la situación sigue siendo una incógnita. No se sabe qué hay dentro, no se sabe por qué está fría, no reacciona absolutamente a nada. Han sido muchísimas las teorías que se han lanzado sobre lo que se encuentra en su interior: una puerta a otro mundo, un arma de tal calibre que podría destruir todo el mundo, una civilización antigua encerrada en su interior o el acceso a una magia ignota y desconocida por ahora. Quizás alguna lleve razón, quizás no. Lo único que se sabe es que cada doce horas toda la cúpula brilla durante exactamente doce segundos y en una zona situada en el noroeste una parte de esa niebla se revela. Solo allí. El pintor Geoffran recogió para los estudiosos este magnífico cuadro que dibujó durante varios días en el desierto. Se puede ver a continuación:


El rostro de una figura humanoide femenina de un tamaño descomunal se adivina en su interior roto, yaciente en una arena del mismo tono que fuera. ¿Quién lo construyó? Nada de documentación se guarda de aquello. ¿Es una humana? ¿Cómo se pudo levantar algo tan grandioso antes de la llegada del Dios de los Mil Rostros?

Quizás algún día logremos averiguar qué esconde en su interior la misteriosa tierra de Aulestia y aquello que la cúpula guarda...